Qué ver y qué hacer en Turquía


por Lonely Planet

CRUCE DE CONTINENTES

En Estambul se puede tomar un ferri y pasar de Europa a Asia en menos de 1 h. Todos los días, una flotilla de barcos remonta el Bósforo hasta el mar de Mármara, haciendo sonar ruidosas sirenas por el por el camino. Los servicios matutinos comparten las aguas con diminutos botes de pesca y enormes cargueros, a los que acompañan gaviotas chillonas. Al atardecer, los estrechos minaretes y las cúpulas bizantinas de la ciudad vieja se recortan en el cielo rosa oscuro en una mágica visión.

Estambul, Turquía

CAPADOCIA

El paisaje en forma de panal de Capadocia parece haber sido esculpido por un enjambre de abejas. La realidad (los efectos de la erosión sobre las rocas formadas por cenizas de erupciones volcánicas megalíticas) es algo menos romántica. Los humanos también han dejado su huella en los frescos bizantinos de las iglesias excavadas en la piedra y en las laberínticas ciudades subterráneas. Hoy Capadocia es un destino hedonista: buen vino, especialidades gastronómicas y alojamiento de cinco estrellas, equitación, excursiones por los valles y paseos en globo.

Capadocia, Turquía

ÉFESO

Sin duda, el yacimiento arqueológico más famoso de Turquía y el mejor conservado de todo el Mediterráneo. Éfeso es un magnífico ejemplo del arte griego y la arquitectura romana. Pasear por la Vía de los Curetes, cubierta de mármol, es una experiencia única. Lo mismo pasa en la biblioteca de Celso, con sus dos pisos de columnas y en las casas en terraza, cuyos vívidos frescos y sofisticados mosaicos dan una idea de cómo vivía la élite de la ciudad. Buena parte de la urbe sigue enterrada.

Éfeso, Turquía

‘HAMANS’

En muchos de los hamans de Turquía se ofrecen varios tratamientos corporales o faciales, sin embargo, se recomienda seguir el ritual tradicional: baño y lavado seguido de un buen ‘aporreado’ (opcional). Tras esta limpieza, toda una experiencia cultural, el mundo (y el cuerpo) nunca volverán a ser iguales; es bueno ir con tiempo suficiente para relajarse con un té tras el baño. Se recomiendan los hamans del casco antiguo de Antalya o los del barrio histórico de Sultanahmet, en Estambul.

'Haman' de Antalya, Turquía

AYA SOFYA (SANTA SOFÍA)

Nada puede compararse con Santa Sofía, el templo de la divina sabiduría que durante siglos fue la mayor iglesia de la cristiandad. El emperador Justiniano la mandó construir en el s. VI como parte de su plan de restaurar la grandeza del Imperio romano. Al mirar su cúpula flotante, cuesta creer que con esta maravilla cubierta de frescos no se pudiera recuperar la fortuna de Roma.

Aya Sofya (Santa Sofía), Estambul, Turquía

‘MEYHANES’

Las animadas noches de meze, rakı (licor de anís) y música en directo en las meyhanes (tabernas) son una institución de la vida turca. El melón, el queso blanco y el pescado combinan bien con la aslan sütü (“leche de león”; el rakı transparente se vuelve blanco al añadirle agua) y la música va desde las baladas románticas hasta el fasıl, de origen gitano. Un buen sitio para disfrutar de la noche es Beyoğlu, en Estambul, donde las zonas de meyhanes de los alrededores de İstiklal Caddesi bullen con el gentío los viernes y sábados. Şerefe! (¡salud!).

Taksim Istiklal, Estambul, Turquía

RUTA LICIA

Considerada una de las 10 mejores rutas a pie de larga distancia, la Ruta Licia discurre 500 km por caminos señalizados, entre Fethiye y Natalia, en la península de Teke, antiguo lar de la misteriosa civilización licia. Recorre pinares y bosques de cedros a la sombra de montañas de casi 3000 m, atraviesa aldeas, ofrece asombrosas vistas de la costa y pasa por ruinas de antiguas ciudades como Pınara, Janto, Leton u Olympos. Se recomienda recorrerla por tramos, a menos que se tenga mucho tiempo y energía.

Leton, Ruta Licia, Turquía

MONASTERIO DE SUMELA

La asombrosa ubicación del monasterio de Sumela, en la cara de un acantilado, combina a la perfección con el paisaje que lo rodea. La serpenteante carretera que sube a este convento bizantino pasa  por restaurantes de pescado junto al río y, si se va desde Trebisonda (Trabzon), el camino puede verse cortado por rebaños de ovejas de cola ancha. En los últimos kilómetros ya empieza a entreverse el otro lado de las paredes color miel de los valles de Sumela mientras se avanza a pie por un sendero forestal.

Monasterio de Sumela, Turquía

PLAYAS

Las playas de Turquía, de fama mundial, son una combinación ideal de sol, arena y aguas azules. Las de visita obligada son las bellezas del Mediterrá-neo y el Egeo, como Kaputaş, una minúscula cala con impresionantes bajíos cerca de Kalkan, y Patara, la más larga del país. Muchas de las mejores plajlar (playas) del Mediterráneo se hallan en la Ruta Licia y en otras se ofrecen actividades como windsurf en Alaçatı y Akyaka. También las hay poco concurridas, como las de las islas egeas de Gökçeada y Bozcaada.

Playa Kaputaş, Turquía

ANI

Ani es un lugar verdaderamente excepcional. Históricamente fascinante, culturalmente cautivador y espectacularmente mágica, esta ciudad fantasma que flota sobre un mar de hierba parece un decorado de  hierba parece un decorado de película. Aislada junto a la frontera armenia, tiene un aire de misterio. Antes de ser abandonada en 1239 tras una invasión mongol, fue una próspera urbe, capital de los reinos de Urartu y Armenia. Entre las ruinas se conservan varias iglesias importantes, así como una catedral construida entre el 987 y el 1010.

Ani, Turquía

NEMRUT DAĞI

La megalomanía de un hombre domina desde hace siglos la escabrosa cima del Nemrut Dağı. La suave luz del alba conjura las inquietantes sombras de gigantescas cabezas esculpidas en roca y, a medida que el sol se alza, se van descubriendo los detalles del inmenso paisaje. En el frío de la mañana nada es más bienvenido que un çay caliente. Al bajar conviene fijarse en el grácil puente romano que cruza el cercano río Cendere.

Nemrut Dağı, Turquía

PAMUKKALE

Famoso por sus intrincadas terrazas de travertinos de calcita y coronado por las ruinas de la ciudad-balneario romana y bizantina de Hierápolis, el “castillo de algodón” es uno de los tesoros más curiosos de Turquía. Antes de bajar hasta el pueblo de Pamukkale a través de las formaciones en forma de bañera es posible explorar ruinas como el teatro romano, remojarse los pies en las aguas termales que llenan los travertinos o darse un chapuzón en la antigua piscina de Hierápolis, llena de columnas de mármol caídas.

Pamukkale, Turquía

PENÍNSULA DE GALÍPOLI

El estrecho tramo de tierra que protege el acceso a los Dardanelos es precioso, con montañas de pinos por encima de Eceabat y del castillo de Kilitbahir. Recorrer los tranquilos campos resulta una experiencia muy emotiva, ya que hay monumentos y cementerios que marcan los lugares en los que jóvenes de tierras lejanas lucharon y murieron en durísimas condiciones. Los guías recuerdan la tragedia de la batalla de Galípoli, uno de los peores episodios de la I Guerra Mundial.

Península de Galípoli, Turquía

MONTES KAÇKAR (KAÇKAR DAĞLARI)

Entre la costa del mar Negro y el río Çoruh, los Kaçkar se alzan hasta alcanzar casi los 4000 m. Ideales para explorar en verano, una de las mejores experiencias de senderismo en Turquía es recorrer durante días sus yaylalar (pastos) entre aldeas como Olgunlar y Ayder. Las zonas bajas permiten el acercamiento cultural. Los hemşin sirven su deliciosa muhlama (harina de maíz cocida con mantequilla) en pueblos con puentes otomanos e iglesias georgianas.

Montes Kaçkar (Kaçkar Dağları), Turquía

DERVICHES GIRÓVAGOS

La sema (ceremonia de danza de los derviches) bulle de energía espiritual con los giros de las largas faldas de los derviches en una constelación de bailarines en trance. La ceremonia empieza y acaba con pasajes del Corán cantados y está plagada de simbolismos: los sombreros de fieltro cónicos representan sus lápidas y la danza en sí, la renuncia a la vida terrenal para renacer en unión mística con Dios. Es posible asistir a semas en Estambul, Capadocia, Bursa o Konya; el Museo Mevlâna de esta última es imprescindible para los interesados en el tema.

Derviches giróvagos, Turquía

SAFRANBOLU

Safranbolu es el mayor ejemplo de ciudad otomana resucitada de Turquía. Los turistas nacionales la visitan con nostalgia para dormir en casas de entramado de madera que parecen salidas de las páginas de un cuento infantil. Pero la magia no termina ahí: las callejuelas adoquinadas se llenan de vendedores de dulces y azafrán, y los artesanos y los zapateros ejercen sus oficios milenarios a la sombra de mezquitas medievales. Cuando las tormentas veraniegas iluminan el cielo nocturno, la fantasía alcanza su culmen.

Safranbolu, Turquía

CRUCERO EN ‘GÜLET’

Conocido como la “travesía azul” (mavi yolculuk), el crucero de cuatro días y tres noches en gület (barco de madera tradicional) por la costa del Mediterráneo occidental es una de las actividades imprescindibles de muchos visitantes. Los cruceros ofrecen la oportunidad de explorar playas aisladas, ver puestas de sol y, sobre todo, de desconectar totalmente. La ruta habitual es la de Fethiye-Olympos, con parada en puntos como el valle de las Mariposas; sin embargo, hay quien prefiere la ruta Fethiye-Marmaris.

'Gület’, Turquía

DE COMPRAS POR LOS BAZARES

En Turquía hay un mercado para cada estado de ánimo, desde el famoso Gran Bazar de Estambul hasta el bazar de las colinas de Mardin, con sus burros; el kapalı çarşı (mercado cubierto) de Bursa, con sus marionetas o el antiguo caravasar de Şanlıurfa y sus fulares de seda. Aunque una buena alfombra sale cara, no hay que perder la esperanza. Lo mejor es encontrar algo que guste, tomar un té y asumir que no se conseguirá el mejor precio, pero que se pulirán las dotes de regateo.

Gran Bazar, Estambul, Turquía

PENÍNSULAS DE DATÇA Y BOZBURUN

Estas penínsulas montañosas, que se extienden desde Marmaris hasta la isla griega de Symi, crean una línea divisoria entre el Egeo y el Mediterráneo. Desde el pueblo de Bozburun, productor de gülets,  hasta las ruinas de Knidos, en la punta de la península de Datça, la región combina el encanto vacacional con la tranquilidad rural. En Eski Datça las calles están empedradas y Selimiye es un pueblo emergente con buenos restaurantes. En verano, los ferris enlazan ambas penínsulas a diario.

Penínsulas de Datça y Bozburun, Turquía
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