Un fin de semana en Bad Endorf .-


Gracias a la hospitalidad y la guía de nuestros viejos amigos Alberto e Eve , conocimos este rincón de Bavaria , entre montañas boscosas, chalets de madera con balcones de geranios , lagos , islas misteriosas y pueblos elegantes . Visitamos Salzburgo, la ciudad de la música , a solo 80 kms de Endorf, evitando la autopista y la aglomeración de autos llegando y partiendo de vacaciones rumbo a Italia. Pero paseando entre granjas de cuento, plantíos de maíz como hechos con escuadra , valles, Lagos y bosques.

Fue un día precioso, recorriendo las callecitas rodeadas de edificaciones de la Edad Media , románicas y barrocas, hoy lujosas tiendas de souvenirs y escaparates con los típicos trajes bávaros «dirndle «y «lederhosen «a cual mas lindo , que hombres y mujeres bávaros lucen con tanto garbo los días de fiesta . Un cafecito en el café Tomaselli fue una parada obligada para degustar una de las tortas regionales , sacher o selva negra, mientras veíamos pasar peatones apurados para asistir a los conciertos elegantemente vestidos, turistas curiosos y lugareños engalanados con trajes típicos que hacen honor al festejo del día. Circulan los carruajes con caballos por sus plazas y en cada esquina hay violines, arpas o acordeones deleitándonos con su música.
En esta encantadora ciudad nació Amadeo Mozart, un 27 de enero de hace 259 años y pasamos por delante de su casa que aún conserva intactas sus habitaciones. Seguramente es por eso que aquí se encuentra la más prestigiosa escuela de música del
Mundo y cada año en julio y agosto tienen lugar conciertos y operas de afamados intérpretes para las que hay que reservar con muchísima anticipación y pagar altos precios.
Salzburgo fue escenario de: » La novicia rebelde» y más de una vez recorriendo sus calles me pareció ver a Julie Andrews recostada junto a la fuente de los caballos y a los niños Von Trapp haciendo piruetas a la entrada del parque Mirabelle. Las divinas canciones retumban en mi cabeza. No son de Mozart pero son lindas también.
El día terminó con un festival de salchichas, una kartofen salad exquisita y una tabla de quesos del
Mundo y de la región en la casa de nuestros lanfitriones de lujo, y con la visita de los jóvenes de la familia que nos entretuvieron con sus cuentos de viajes y aventuras.
El domingo visitamos dos de las islas del lago Shiemsee, la del convento Frauenshiemsee y de la iglesia de Santa Inmimirgard, caminando por el sendero del borde del lago entre barcas de pescadores y balcones tapados de flores y la isla del palacio
Herrenchiemsee, el pequeño Versailles que el rey Ludwig el Loco se hizo construir como símbolo de su admiración por Luis XIV de Francia , le Roi Soleil.
Terminamos el día con risas y cuentos de aquí y de allá, en un Restaurant típico de Prien , precioso pueblo al
Borde de lago Chiemsee , de donde parten los barcos a las islas.
Hoy nos despedimos con pena pero felices de haber traído recuerdos, historias, relatos de amigos en común y momentos compartidos. Y felices de ver que unos cuantos años sin vernos, un océano de por medio , otro idioma y otros paisajes no cambiaron nada nuestro cariño y amistad.
Auf wiedersehen

María Sara Baroffio
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